¿Qué podemos hacer desde la familia?
El hogar es el primer círculo protector de niñas, niños y adolescentes, por lo que es un espacio fundamental para el desarrollo de su identidad al igual que sus hábitos, valores, sentido de pertenencia y sentido de lo colectivo. Por lo tanto, es deber de toda madre, padre y cuidador principal, promover la toma de decisiones y hábitos saludables en sus hijas e hijos; dar ejemplo, fortalecer sus prácticas de crianza para establecer vínculos y estrechar la relación con niñas, niños y adolescentes. Algunas acciones que se pueden llevar a cabo para lograrlo son [1]:
Algunas acciones que se pueden llevar a cabo para lograrlo son [1]:
Mostrar y expresar el desacuerdo del uso de bebidas alcohólicas:
En sus hijas e hijos y en cualquier menor de edad, debido a los daños atribuibles al consumo.
Establecer canales de comunicación:
Abiertos y respetuosos con sus hijas e hijos, creando un ambiente donde se sientan seguros para expresar sus sentimientos y opiniones.
Romper creencias:
sobre la relación del alcohol con los eventos sociales, organizando fiestas, eventos importantes, cenas, o bailes sin bebidas alcohólicas.
Participación activa:
En las escuelas de padres de los colegios y en general de todas las actividades para madres, padres y familias que promuevan las instituciones educativas, para informarse sobre los daños del alcohol.
Amar y conectar:
Desarrollar y mantener relaciones cercanas con sus hijas e hijos, ofrecer apoyo y aceptación incondicional
Reconocer y aceptar la etapa de madurez que corresponde a la edad de su hija o hijo:
Ajustar las expectativas apropiadas en responsabilidades y comportamientos esperados para fomentar la autonomía y la toma de decisiones responsables en ellas y ellos ajustado a su edad
Conocer las necesidades y capacidades de sus hijas e hijos:
Madres, padres y cuidadores pueden ofrecer apoyo emocional más efectivo si conocen profundamente a sus hijas e hijos. Esto, además, favorece la confianza y la prevención de conflictos
Monitorear y acompañar:
Demostrar a sus hijas e hijos que usted tiene un real interés por su desempeño académico, actividades extracurriculares y relaciones interpersonales
Guiar y limitar:
Enseñar los valores y las reglas de la familia, establecer límites correspondientes a la edad de su hija o hijo y defender la importancia de hacerlos cumplir
Informar y modelar:
Ofrecer información y apoyo continuo para tomar decisiones, interpretar y conocer el mundo mientras se enseña con el ejemplo
Proveer y abogar:
Proveer las necesidades básicas de salud y nutrición
Evitar el acceso:
Abstenerse de ofrecer o facilitar cualquier tipo de bebida alcohólica a las personas menores de 18 años, ya que es ilegal ante la normatividad colombiana y además, vulnera su derecho a la protección frente al consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
Comprender la vulnerabilidad de las y los adolescentes:
Ellas y ellos son vulnerables al consumo de alcohol por la edad y etapa en la que se encuentran. Algunas de sus necesidades están muy relacionadas con sentirse autónomos, reafirmar su identidad y sentir que pertenecen a un grupo. Esto es aprovechado por la industria, que mediante el mercadeo y la publicidad establece mensajes que incentivan el consumo de alcohol por parte de los más jóvenes
Fortalecer las habilidades para la vida:
Fomentar el pensamiento crítico y brindar herramientas útiles para la regulación emocional en niñas, niños y adolescentes, les brinda herramientas protectoras para la toma de decisiones frente al consumo de alcohol y otras sustancias
Ahora, es importante que como madres, padres y cuidadores se reflexione sobre algunas prácticas culturales que tienden a ser normalizadas y pueden incentivar el consumo de bebidas alcohólicas en niñas, niños y adolescentes e incluso establecer mensajes contradictorios frente a estos productos.
Algunos ejemplos de estas prácticas que deben evitarse son:
Pedirle a las personas menores de 18 años que vayan a la tienda o a la nevera por una bebida alcohólica, por ejemplo, una cerveza y se la lleven al adulto
Dar ejemplo a niñas, niños y adolescentes que las bebidas alcohólicas se relacionan con diversión, celebraciones y que son la única manera de pasar un rato agradable
En situaciones de dificultad emocional o cansancio laboral, hacer afirmaciones como “necesito un trago” o hacer alusión a que es más fácil sobrellevar situaciones emocionales con alcohol
Incentivar la creencia cultural de que es mejor tomar en casa que afuera o que ya están “grandes” para probar bebidas alcohólicas
Referirse al alcohol como bebidas para adultos, es mejor llamarlas por su nombre: bebidas alcohólicas
Los ejemplos antes mencionados pueden generar mensajes contradictorios y podrían hacer que el alcohol sea llamativo e incluso normalizar su uso “cuando sea más grande” en el entorno de niñas, niños y adolescentes.
¿Cómo hablar con mi hija o hijo sobre el consumo de alcohol?
Se sugiere comenzar estas conversaciones directas sobre la sustancia cuando las niñas, niños y adolescentes están entre grado séptimo y octavo, comienzan a asistir a eventos sociales.
Para llevar a cabo esta conversación se sugiere tener en mente los siguientes pasos [4] [5] [6] que permitan abordar de manera integral el riesgo de consumo de alcohol en niñas, niños y adolescentes como población vulnerable:
Informar sobre los daños del consumo de bebidas alcohólicas a nivel biológico, psicológico y emocional en niñas, niños y adolescentes. Escoger fuentes confiables y basadas en evidencia científica, como, por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Organización Mundial de la Salud (OMS), el Observatorio de Drogas de Colombia, el Ministerio de Salud y Protección Social, la Secretaría de Salud, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Red PaPaz, etc.
Lo importante es que las fuentes estén basadas en evidencia científica comprobable y no tengan conflicto de interés o financiación de la industria del alcohol.
Planifique la conversación, tenga en cuenta que no es lo mismo hablar de bebidas alcohólicas con niñas y niños de 10 o 12 años que ya empieza a tener curiosidad por el tema, que conversar con adolescentes de 15 o 16 años quienes incluso pueden haber tenido contacto directo o indirecto con la sustancia. Puede iniciar preguntándole qué sabe al respecto y cuál es su opinión
La conversación inicial debe ser breve, para captar la atención de la niña, niño o adolescente. Se sugiere que los tiempos de conversación inicial sean cortos y varíen de acuerdo con lo requerido por su hija o hijo. En su conversación incluya:
No hace falta que niñas, niños y adolescentes tengan preguntas sobre el consumo, puede aprovechar situaciones cotidianas de la vida para iniciar la conversación. Por ejemplo, si están en una reunión de adultos y alguien le ofrece una bebida alcohólica y usted se niega, es un momento adecuado para expresar las razones por las cuales decide no consumir bebidas alcohólicas. O si es su hija o hijo el que asistirá a una fiesta aproveche la ocasión para preguntarle directamente si ofrecerán alcohol y expresar que, ofrezcan o no en esa fiesta, usted no está de acuerdo con el consumo de alcohol y hacerlo tendría consecuencias graves y claras para ella o el.
Reglas claras sobre el uso de bebidas alcohólicas y explique sus razones. El objetivo no es prohibir por prohibir, sino darle las razones al menor de 18 años del por qué no debe consumir alcohol, tenga en cuenta los daños biológicos, psicológicos, sociales y emocionales, los riesgos a los que se pueden ver expuestos y ayúdeles a desarrollar una postura crítica.
Una clave secreta entre madres, padres, cuidadores y hijas o hijos en donde ellos puedan avisar a sus padres mediante una palabra acordada, un código o alguna señal que están inmersos en una situación de riesgo o que existe presión directa de consumo de alcohol y que necesitan ayuda para salir de esa situación
Establezca consecuencias claras y que estén acorde con el momento del curso de vida de su hija o hijo. Evite consecuencias que luego no podrá cumplir o que no estén relacionadas con el límite que se rompió como, por ejemplo, “si lo haces te dejo de hablar para siempre”.
¿Qué podemos esperar de las instituciones educativas y servicios de atención a la primera infancia de nuestras hijas e hijos?
Los ambientes de aprendizaje tales como las instituciones educativas y los servicios de atención a la primera infancia (jardines, centros de desarrollo infantil, entre otros) son entornos en los cuales niñas, niños y adolescentes aprenden sobre la cultura, las habilidades sociales, el sentido de lo colectivo y afianzan su identidad. Estos espacios deben ser entornos protectores y promotores de la convivencia, el respeto y la construcción de proyectos de vida con sentido.
Como madres, padres y cuidadores podemos asegurar que las instituciones educativas y servicios de atención a la primera infancia de nuestras hijas e hijos sean aliados en la prevención y manejo del consumo de alcohol.
Algunas acciones que se pueden emprender son: [7]:
Solicitar que la institución educativa cuente con una estrategia de prevención integral que incluya el desarrollo de habilidades socioemocionales en las niñas, niños y adolescentes desde la primera infancia. Esto permitirá sentar bases sólidas para el autocuidado y la toma de decisiones sanas.
Sugerir que en los espacios de formación a familias como las escuelas de padres se aborden temas relacionados con pautas de crianza para prevenir y abordar casos asociados al consumo de sustancias de manera integral.
Revisar que en el manual de convivencia de la institución educativa o servicio de atención a la primera infancia se aborde en detalle el protocolo a seguir en caso de identificar casos de consumo o distribución de alcohol en de acuerdo con lo que establece la Ley.
Verificar que los programas, acciones preventivas e instituciones que se implementan en la institución educativa o servicio de atención a la primera infancia de su hija o hijo no sean financiadas o cuenten con participación de la industria del alcohol.
¿Qué podemos hacer los adultos en general?
De acuerdo con la Ley 1098 de 2006 (Código de infancia y la adolescencia)[8], todos los ciudadanos de Colombia somos corresponsables de proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes, para esto. Las personas adultas podemos:
Informarnos sobre temas relevantes acerca de la protección de niñas, niños y adolescentes frente a los daños relacionados con el consumo de alcohol, del tabaco y de otras sustancias psicoactivas con las comunidades y organizaciones que hacen parte de sus entornos cotidianos.
Contribuir a la desnormalización del consumo de alcohol, para esto podemos mostrar a las niñas, niños y adolescentes de nuestro entorno que el alcohol no es necesario para divertirse, que es posible tener reuniones familiares y eventos deportivos donde el alcohol no esté presente y que este producto NO es una alternativa para transitar las emociones difíciles.
Compartir información de fuentes confiables como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud (OPS), Red Papaz, entre otros, sobre temas relacionados con la protección de niñas, niños y adolescentes, de los daños relacionados al consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias.
Apoyar las movilizaciones ciudadanas que trabajen por la protección de los derechos de las personas menores de 18 años.
Informar a las autoridades competentes como la policía, el ICBF o canales de reporte de la sociedad civil como Te Protejo, situaciones donde el derecho de niñas, niños y adolescentes de ser protegidos de sustancias psicoactivas se encuentre vulnerado.
Abordar las problemáticas asociadas al consumo de alcohol a nivel comunitario implica acciones y cambio. En el entorno comunitario se establecen las bases para la protección de niñas, niños y adolescentes. En el contexto de la prevención del consumo de alcohol en niñas, niños y adolescentes, la movilización social permite a madres, padres, cuidadores, educadores y líderes comunitarios, trabajar en conjunto para exigir al Estado y tomadores de decisiones, políticas públicas protectoras, con énfasis en la salud las personas menores de 18 años y sus comunidades.
Para proteger a niñas, niños y adolescentes a partir de la movilización ciudadana se pueden apoyar medidas que busquen la disminución del acceso a bebidas alcohólicas, la regulación de la publicidad y el alza de precios a partir de impuestos a estos productos, con esto se apoya el fortalecimiento y la promoción de entornos seguros y saludables. Estas tres medidas han sido propuestas por la Organización Mundial de la Salud dentro de una iniciativa que han llamado SAFER que incluye las cinco políticas más efectivas que le cuestan menos a los Estados para prevenir los daños asociados al alcohol[9].
Los reportes a plataformas y autoridades competentes:
Te Protejo es una línea de reporte anónima para la protección de la infancia y la adolescencia que opera en Colombia. Con los reportes se generan alertas tempranas y los casos son canalizados a las autoridades competentes; la venta y consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas, el maltrato, negligencia, abuso y ciberacoso, son algunas de las situaciones que se pueden reportar en la línea. Para más información, ingrese a www.teprotejocolombia.org o descargue la App Te Protejo.
A nivel nacional existen líneas como la 141 del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Esta es una línea gratuita que sirve como recepción de denuncias y orienta a los ciudadanos a nivel nacional sobre casos de maltrato infantil, violencia sexual, acoso escolar, trabajo infantil o consumo de sustancias psicoactivas. Esta línea también trabaja con reportes y denuncias que puedan ser atendidas con un periodo de tiempo amplio, por ejemplo: maltrato reiterativo a un menor de 18 años por una persona bajo los efectos del alcohol.
Asimismo, la línea 123 de la Policía Nacional recibe emergencias inmediatas o en flagrancia, tales como, venta de alcohol a niñas, niños y adolescentes en eventos públicos, fiestas sin cédula o “chiquitecas”, establecimientos de comercio que permiten el ingreso y venta de alcohol a menores de 18 años, etc.
¿Qué podemos exigirle al Estado como madres, padres y cuidadores?
Algunas medidas que podemos exigirle al Estado para proteger a nuestras hijas e hijos del consumo de alcohol y sus daños asociados son:
Aumentar los precios del alcohol a través de impuestos y políticas de precios.
En América Latina, 35 países, 29 aplican un impuesto al consumo de cerveza, vino y otras bebidas alcohólicas5. En Colombia[10], la actual estructura de impuestos ha hecho que por muchos años, la cerveza y otras bebidas alcohólicas se vendan a precios muy bajos. Es por esta razón que se considera necesaria una modificación de este impuesto con un enfoque de salud pública[11].
Las medidas de política pública y las normas asociadas a la regulación de las bebidas alcohólicas que tengan enfoque de salud pública y sean basadas en la evidencia, necesitan apoyo. Estas medidas, cuando no cuentan con interferencia de la industria de las bebidas alcohólicas, pueden lograr una mayor protección de niñas, niños y adolescentes.
Algunas de estas medidas pueden estar relacionadas con el aumento de precios a partir de impuestos saludables, restricciones en la publicidad y en la disponibilidad de bebidas alcohólicas. Como madres, padres y cuidadores podemos exigirle al Estado y a los tomadores de decisiones que:
Se fortalezcan las restricciones sobre la disponibilidad de alcohol:
Reforzar y promulgar restricciones a la disponibilidad comercial de alcohol mediante leyes, políticas y programas son formas importantes de reducir el consumo nocivo de alcohol. Esta estrategia proporciona medidas esenciales para impedir el fácil acceso al alcohol por parte de niñas, niños y adolescentes y otros grupos vulnerables y de alto riesgo.
Se impulsen y se hagan cumplir las medidas de seguridad vial que luchan contra el consumo de alcohol.
Los accidentes de tránsito (siniestros viales) son una de las principales causas de lesiones, discapacidad y muerte en todo el mundo, y las lesiones son la principal causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años. Los conductores bajo los efectos del alcohol corren un riesgo mucho mayor de verse implicados en un accidente. Así pues, la conducción bajo los efectos del alcohol es un importante problema de salud pública que afecta no sólo al consumidor de alcohol sino también, en muchos casos, a partes inocentes como pasajeros y peatones. Incluso con niveles bajos de alcohol en sangre, los conductores experimentan problemas de concentración, coordinación e identificación de riesgos en el entorno vial.
Se facilite el acceso a la prevención y tratamiento de los problemas de salud pública que trae el consumo de alcohol.
El Estado tiene la responsabilidad ineludible de invertir en un sistema de salud fortalecido que garantice una atención integral y equitativa para toda la población, con especial énfasis en niñas, niños, adolescentes y mujeres embarazadas. El acceso oportuno y de calidad a los servicios de salud es fundamental para prevenir y mitigar los daños relacionados con el alcohol a nivel individual y familiar. Los sistemas de salud deben implementar programas integrales que aborden tanto la prevención del consumo, incluyendo intervenciones dirigidas a las familias y comunidades. Es fundamental desarrollar campañas de sensibilización efectivas que informen sobre los daños del consumo del alcohol y se promuevan estilos de vida saludables.
Se exija la implementación y el cumplimiendo de las medidas de prohibición a la publicidad, el patrocinio y la promoción del alcohol en todos los medios, incluyendo el entorno digital.
La evidencia científica muestra que estas restricciones son altamente efectivas para prevenir el inicio del consumo y reducir los daños asociados al alcohol.
Se exija que se aumenten los precios del alcohol a través de impuestos al consumo y políticas de precios.
El aumento de los impuestos especiales sobre las bebidas alcohólicas es una medida de eficacia probada para reducir el consumo nocivo de alcohol y proporciona a los gobiernos ingresos para compensar los costes económicos que el consumo nocivo de alcohol trae a la salud.
[1] Organización Panamericana de la Salud. Familias fuertes: Las familias ayudan a los adolescentes a prosperar. [Infografía] (2020).
[2] Jacobson, R. Cómo hablar con su adolescente sobre el uso de sustancias. Chld Mind Institute [internet] [2022]
[3] Mayoclinic. Abuso de drogas entre adolescentes: Ayuda a tu adolescente a evitar las drogas. [internet]; [2023]
[4] Ministerio de Justicia y del Derecho – Observatorio de Drogas de Colombia, Ministerio de Educación Nacional. Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas Colombia en población escolar 2022. Bogotá DC.: ODC.
[5] Instituto Colombiano de Bienestar Familiar [ICBF]. Ocho comportamientos de los adultos que promueven el consumo de alcohol en niñas, niños y adolescentes y que debemos transformar [internet]; [2020]
[6] Instituto Colombiano de Bienestar Familiar [ICBF]. Consejos para hablar del consumo de alcohol con los adolescentes y prevenir el consumo. [internet] [2020]
[7] I-Mark Toolkit : Supporting independence from alcohol industry influence [Internet]. Alcohol Forum Ireland. 2022 [citado el 15 de marzo de 2024]. Disponible en: https://alcoholforum.org/i-mark/
[8] Congreso de Colombia, Ley 1098 de 2006, Código de la Infancia y la Adolescencia [internet].
[9] OMS, 2020. El paquete técnico SAFER. Un mundo libre de los daños relacionados con el alcohol. Washington, D.C. https://www.paho.org/es/temas/alcohol/safer
[10] Impuesto al consumo de licores, vino, aperitivos y similares para 2023. Actualícese [19 diciembre, 2022]
[11] Definidas en el capítulo 1
[12] OMS, 2020. El paquete técnico SAFER. Un mundo libre de los daños relacionados con el alcohol. Washington, D.C. https://www.paho.org/es/temas/alcohol/safer
[13] Ministerio de Salud, Gobierno de Colombia. Encuesta Nacional de Salud en Escolares [ENSE] [2020].
[14] Ministerio de Salud, Gobierno de Colombia. Encuesta Nacional de Salud en Escolares [ENSE] [2020].